lunes, 19 de julio de 2010

No son los mercados, son los proletarios.

Argumentar que los mercados son los causantes de la crisis actual, es sin ánimo de ofender, infantil.
Tampoco lo son la crisis financiera producida por las subprime o el sector inmobiliario. Todo demasiado pequeño para tan descomunal desastre económico.

Esta es una crisis de la economía real, de la economía productiva.
Esta crisis está causada por los trabajadores de los países emergentes de 30 dólares al mes y jornadas laborales de 16 horas con productividad infinita, sin derechos sociales y sin ninguna conflictividad.

Esta es la dictadura del proletariado emergente contra el proletario del primer mundo con todos los derechos del estado del bienestar. Siendo el proletario el instrumento y no el dirigente del sistema.

Es lo que lleva produciendo desde hace tres décadas una descompensación de las balanzas comerciales del primer mundo, es lo que está produciendo un trasvase del PIB mundial del primer mundo a los países del otro lado, el cambio de la propiedad de muchas empresas lideres de sectores estratégicos a las manos de nuevos dueños, del trasvase de la liquidez financiera de donde ha estado casi siempre a los bancos de los países emergentes.

Los mercados aprovechan las mareas y las corrientes para llegar a puerto antes que nadie pero no pueden provocarlas.
Si así fuera esta crisis tendría una fácil solución y no la tiene porque no tiene ninguna solución ni fácil, ni difícil.

China es dueña de una gran parte de la deuda pública americana, entre otras, y esto es a su vez su fortaleza y su debilidad, puesto que a la vez que le da poder sobre la economía americana le hace depender de ella.
El otro lado produce una gran parte de los bienes de consumo que antes se producían en el primer mundo pero si este continua su depresión económica, quien comprara los bienes producidos allí?

El primer mundo tiene que asumir que su imperio se ha acabado y que tiene que pactar con el otro lado una solución para la nueva situación que haga viable un nuevo sistema económico, una nueva economía de mercado global.

Tenemos que entender que hay que proceder a un nuevo reparto global de la riqueza, que se ha ido produciendo durante las tres últimas décadas con hipotecas de nuestras economías. Ahora hay que proceder a su devolución por la vía ejecutiva con la asunción por parte del primer mundo que ahora nos toca hacer realidad que somos más pobres, que una parte de nuestra riqueza la teníamos hipotecada por el otro lado y que ha llegado la hora de su devolución.

sábado, 26 de junio de 2010

La crisis justiciera.

Leo, veo y escucho toda clase de teorías y especulaciones sobre la causa de la crisis que padecemos, esta es de forma sintética la mía.

La crisis financiera a la que se le adjudica la causa de la crisis es a mi parecer una consecuencia de la misma y nunca su origen.
Los mercados no hacen otra cosa que reflejar y aprovecharse de la gravísima situación en la que de forma irresponsable nos han metido los gobiernos de los países de Occidente no prestando atención a lo que ocurría en el otro lado del mundo, asumiendo unos costes muy superiores a sus ingresos y proyectando para el futuro unos costes en crecimiento exponencial como el del sistema de pensiones sin adoptar medidas que modifiquen profundamente nuestras bases económicas con una racionalización y gestión profesional de los gastos y una eliminación de los no imprescindibles.

El origen real de la actual crisis procede de tres hitos fundamentales que han ido configurando a lo largo de las tres ultimas décadas un nuevo orden económico global y por tanto un nuevo reparto de la riqueza del planeta sin que el primer mundo haya asumido e incorporado a su balance económico sus consecuencias y este dato es la clave y explicación de lo que esta ocurriendo de “forma visible” desde hace dos años. Hasta que la economía del primer mundo no ajuste este hecho y adopte las medidas adecuadas consecuentes no habremos puesto las bases para un nuevo y sano camino económico global.

Primero, CHINA. El punto de partida estaría situado en la asunción progresiva por parte de China de la “economía de mercado a la china” desde 1979.

Segundo, CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN. Un segundo hito fue la caída del muro de Berlín en 1989 y con ello el fin paulatino de la guerra fría y la incorporación progresiva de los países del Este de Europa a la economía de mercado y luego a la Comunidad Europea.

y Tercero, EL BRIC. La incorporación de nuevas y potentes economías llamadas emergentes como el grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China, ya citada).
Un dato fundamental a tener en cuenta es que las dos últimas tienen 2.400 millones de habitantes con el consiguiente poder productivo y con un factor aún más determinante la edad media de su población mucho más joven que la de los países del primer mundo.

Estos tres hitos han ido configurando una nueva situación económica global, un nuevo reparto del PIB mundial. Valga como ejemplo que en el año 2000 el PIB del BRIC era el 30 por ciento del de USA y en 2009 representaba el 66 por ciento. Y para que nos vayamos situando las estimaciones son que en 2030 el PIB de China será un 25 por ciento superior al de USA.

Esta crisis a mi parecer es la venganza global de los pobres.
Es la consecuencia del trabajador de los países del otro lado, a veces niños, que por treinta euros al mes y en jornadas interminables y sin ningún derecho social, realiza más camisas que diez trabajadores europeos a mil o dos mil euros el mes y con todos los derechos del estado del bienestar.
Esto que está ocurriendo es el comienzo del fin de esta situación. Es el comienzo de la teoría de los vasos comunicantes de riqueza global por un lado y de derechos sociales por otro.
Los países del otro lado irán avanzando en riqueza y en derechos sociales y nuestro recorrido será el inverso.
Esta es una crisis sordamente revolucionaria, invisible, tanto que está disfrazada de una crisis financiera y en realidad es una necesidad histórica de una nueva redistribución global de la riqueza desde Oriente, Brasil, México, o visto desde aquí de una redistribución global de la pobreza.

Durante estos treinta años esto ha producido efectos muy perversos sobre la economía de Europa que ha tenido que reconvertir su Industria enviando al paro o a la jubilación anticipada a millones de personas aumentando por tanto los gastos de desempleo y pensiones, nuevas coberturas sanitarias y nuevas prestaciones sociales.
Ha ido enmascarando los efectos de este fenómeno de una nueva distribución global de la producción, no afrontando sus consecuencias e ignorando la nueva situación. Ha mirado para otro lado y ahora estamos pagando la factura de forma traumática.

En los últimos años la situación se ha agravado puesto que gracias a su impresionante crecimiento estos países fundamentalmente China y la India se han capitalizado fuertemente y ese exceso de liquidez lo han utilizado para tomar potentes posiciones accionariales o directamente la propiedad de empresas emblemáticas de Occidente.
A la vez que sus bancos se han situado a la cabeza del sistema financiero global.

Mientras, el primer mundo ha aumentado su nivel de endeudamiento. Pero el problema no está tanto en la deuda pública como en la deuda privada tanto de los particulares como de las empresas, teniendo estos una deuda tan fuertemente apalancada, que si mañana tuviéramos que hacer frente a ellas con una liquidación anticipada “el corralito” sería una broma.
En general ni los particulares tienen liquidez, ni la tienen las empresas, ni la tienen los bancos. Lo que si tienen es un nivel de deuda insoportable y este si que es un problema de muy difícil solución.

A ver quien es el valiente que sale a la palestra y le explica a los ciudadanos de los países ricos de Occidente que la posición económica del país y la particular de cada uno de nosotros tiene que retroceder varios lustros.

Cuanto antes se haga y se pongan las bases de un nuevo sistema económico antes comenzaremos a resolver los problemas y a asumir nuestra nueva condición de “nuevos pobres”.