Argumentar que los mercados son los causantes de la crisis actual, es sin ánimo de ofender, infantil.
Tampoco lo son la crisis financiera producida por las subprime o el sector inmobiliario. Todo demasiado pequeño para tan descomunal desastre económico.
Esta es una crisis de la economía real, de la economía productiva.
Esta crisis está causada por los trabajadores de los países emergentes de 30 dólares al mes y jornadas laborales de 16 horas con productividad infinita, sin derechos sociales y sin ninguna conflictividad.
Esta es la dictadura del proletariado emergente contra el proletario del primer mundo con todos los derechos del estado del bienestar. Siendo el proletario el instrumento y no el dirigente del sistema.
Es lo que lleva produciendo desde hace tres décadas una descompensación de las balanzas comerciales del primer mundo, es lo que está produciendo un trasvase del PIB mundial del primer mundo a los países del otro lado, el cambio de la propiedad de muchas empresas lideres de sectores estratégicos a las manos de nuevos dueños, del trasvase de la liquidez financiera de donde ha estado casi siempre a los bancos de los países emergentes.
Los mercados aprovechan las mareas y las corrientes para llegar a puerto antes que nadie pero no pueden provocarlas.
Si así fuera esta crisis tendría una fácil solución y no la tiene porque no tiene ninguna solución ni fácil, ni difícil.
China es dueña de una gran parte de la deuda pública americana, entre otras, y esto es a su vez su fortaleza y su debilidad, puesto que a la vez que le da poder sobre la economía americana le hace depender de ella.
El otro lado produce una gran parte de los bienes de consumo que antes se producían en el primer mundo pero si este continua su depresión económica, quien comprara los bienes producidos allí?
El primer mundo tiene que asumir que su imperio se ha acabado y que tiene que pactar con el otro lado una solución para la nueva situación que haga viable un nuevo sistema económico, una nueva economía de mercado global.
Tenemos que entender que hay que proceder a un nuevo reparto global de la riqueza, que se ha ido produciendo durante las tres últimas décadas con hipotecas de nuestras economías. Ahora hay que proceder a su devolución por la vía ejecutiva con la asunción por parte del primer mundo que ahora nos toca hacer realidad que somos más pobres, que una parte de nuestra riqueza la teníamos hipotecada por el otro lado y que ha llegado la hora de su devolución.
Tampoco lo son la crisis financiera producida por las subprime o el sector inmobiliario. Todo demasiado pequeño para tan descomunal desastre económico.
Esta es una crisis de la economía real, de la economía productiva.
Esta crisis está causada por los trabajadores de los países emergentes de 30 dólares al mes y jornadas laborales de 16 horas con productividad infinita, sin derechos sociales y sin ninguna conflictividad.
Esta es la dictadura del proletariado emergente contra el proletario del primer mundo con todos los derechos del estado del bienestar. Siendo el proletario el instrumento y no el dirigente del sistema.
Es lo que lleva produciendo desde hace tres décadas una descompensación de las balanzas comerciales del primer mundo, es lo que está produciendo un trasvase del PIB mundial del primer mundo a los países del otro lado, el cambio de la propiedad de muchas empresas lideres de sectores estratégicos a las manos de nuevos dueños, del trasvase de la liquidez financiera de donde ha estado casi siempre a los bancos de los países emergentes.
Los mercados aprovechan las mareas y las corrientes para llegar a puerto antes que nadie pero no pueden provocarlas.
Si así fuera esta crisis tendría una fácil solución y no la tiene porque no tiene ninguna solución ni fácil, ni difícil.
China es dueña de una gran parte de la deuda pública americana, entre otras, y esto es a su vez su fortaleza y su debilidad, puesto que a la vez que le da poder sobre la economía americana le hace depender de ella.
El otro lado produce una gran parte de los bienes de consumo que antes se producían en el primer mundo pero si este continua su depresión económica, quien comprara los bienes producidos allí?
El primer mundo tiene que asumir que su imperio se ha acabado y que tiene que pactar con el otro lado una solución para la nueva situación que haga viable un nuevo sistema económico, una nueva economía de mercado global.
Tenemos que entender que hay que proceder a un nuevo reparto global de la riqueza, que se ha ido produciendo durante las tres últimas décadas con hipotecas de nuestras economías. Ahora hay que proceder a su devolución por la vía ejecutiva con la asunción por parte del primer mundo que ahora nos toca hacer realidad que somos más pobres, que una parte de nuestra riqueza la teníamos hipotecada por el otro lado y que ha llegado la hora de su devolución.
Un análisis crudo y duro. Una realidad como un templo que no se explica desde las derechas o las izquierdas sino desde las desigualdades que se producen entre los de aquí y los dictadores emergentes del proletariado oriental.
ResponderEliminarMe pregunto si esos que trabajan 16 horas por 30 dólares no se habrán enterado todavía de qué va esto.
¿Para qué tanta verborrea política en el panorama nacional, para qué tantos rodeos en las cumbres del G8?
¿Por qué un análisis tan directo no es plato de buen gusto aquí, donde más nos duele, donde se sigue aliñando el plato cuando todo está podrido y las especias no enmascaran ya ni el olor?
Va a resultar que tenía razones para escribir la trilogía de Esferas Peter Sloterdijk.